sábado, 19 de julio de 2014

Carta. Caracas 2013 (Re-edición)

No todos los adiós son despedidas, no todas las despedidas se sellan con adioses.

Esta es una de las noches que recordaré por el resto de mi vida. Más que una aventura, abrió mi coraza y me destruyó por completo. No dejaste nada dentro y creo que jamás había llorado tanto, pedía silencio pero gritabas a mis demonios, me golpeabas en el pecho, me despreciaste y me hiciste el amor.
Nunca imaginé que alguien pudiese exponerme de la forma en la que lo hiciste; no te detuviste hasta vaciar toda tu ira conmigo. Me siento limpia y un tanto deprimida, sé que aún me falta por llorar pero me otorgaste la oportunidad de comenzar de cero.

Tienes razón cuando me dices que te aprecio demasiado, que no lo mereces, pero sé que no fue en vano pues finalmente supe el por qué esperé tanto. Nunca encontraré forma de agradecerte por todo lo que hiciste por mí. El dolor, el abuso, la impotencia… Todo finalmente rindió sus frutos.

Ninguno de los dos jamás sabrá por qué acabó de la forma como lo hizo. Por qué ninguno de los dos no hizo ni el mínimo esfuerzo por una despedida decente, pero por primera vez fui capaz de aceptarlo y seguir mi camino. Nunca fuimos lo que soñamos ser pero no significa que lo que fuese no fuera de ensueño. Supongo que cobardemente no estamos hechos para los adioses.

Fue el mejor momento que tuvo nuestra intermitente historia, y creo que esa fue la razón por la que lloraste escondido en mí cuello. Ya no había resentimiento de por medio y finalmente entendiste que es un tanto triste darte cuenta de cuánto puede llegar a quererte una persona y sencillamente no poder corresponderla. Por el destino, por la distancia, por las pendejadas dentro de nuestras cabezas. Sé que el amor que me tienes es más grande que cualquiera de nuestros egos, pero también sé que si me acerco demasiado escupirías fuego. Nunca fuiste de fiar.

A la mañana siguiente supe que todo había terminado. Volviste a cerrarte y fue casi casi como si todo lo que sucedió en la noche, todo lo que se dijo en esos besos desesperados lo hubieses olvidado. En parte, fue mejor así, hubiese sido perfecto despertarnos con la misma honestidad con las que me acariciabas en la madrugada pero no me hubiese permitido volar.

Gracias señor Jones por tanta sangre, sudor y lágrimas que me hiciste derramar en estos años. Gracias por haberme usado hasta el punto donde me destruiste por completo, porque sé que usted nunca me lastimaría sin razón. Gracias por darme la oportunidad de empezar de nuevo y permítame decirle que nunca lo olvidaré, créame que he intentado caprichosamente pero cada portazo lleva consigo un buen recuerdo. Siempre será un placer volverte a ver y colarme contigo entre tus sábanas. Un beso corto y un te quiero interminable, pues la mejor forma de despedirse es sencillamente no hacerlo. Espero pronto puedas ver todo lo que vi en ti.

Quererte siempre será el mejor de mis errores porque a pesar de que sufro, sé que me quedo con la mejor parte, sentir todo esto tan real y tan inocente como lo demostraron las miradas antes de caer en el olvido.

Atentamente, su eterna enamorada. La chiquilla. La llorona. La leona. La terrible. La inocente y con miedos. 
Supongo que ya es tiempo...

Y sobre mí, aun me quedan varios días en la ciudad del caos y tengo la certeza de que nos volveremos a ver. Yo creo en el destino y creo en el amor que me demostró esa noche pero sé que no nos volveremos a topar por ahora, fue suficiente para este viaje. Espero que esa vez, no vaya porque me lo pediste sino porque sencillamente tuve las ganas de hacerlo.

Caracas siempre será nuestra, por lo menos para mí y en casi total secreto. Porque cada esquina guarda uno de nuestros tropiezos.


Espero no te olvides de mi nombre.

1 comentario:

  1. Dias din nada q leer pues lulu ausente reviso y nada pues tocara esperar q nos tiene preparado esta bloggera despues de varios dias con algo bueno nos sorprende @beidy25

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