No
existen poemas de amor
Evítese
caer en engaños
Los
versos han sido disecados y la autopsia mostró una fuerte ausencia de corazón
Sólo
quedaron marchitos los nombres dentro del cuerpo de un hombre que se juró no
parar hasta encontrar la divinidad prometida dentro de los cuentos cursis y
novelas ficticias de autores suicidas
Pero
qué se puede esperar en un mundo donde nadie lee biografías.
Dejemos
caer nuestros cuerpos al fuego y terminemos con esta vil agonía
A
nadie le interesan tus mañanas, nadie realmente te desea unos buenos días
Si
es cierto, existen veladas.
Hay
atardeceres, bahías, canciones y cenas que prometen dar vida a dos seres
inmutes
Pero
más allá de eso, ¿qué nos queda?
¿Qué
queda luego del beso de despedida?
¿Qué
puede un ser obtener de otro luego de dejarse consumir por la pasión carnal y momentánea?
No
existe vida en este planeta
No
existe planeta en este universo
Somos
sólo un invento de grandes hormigas que juguetean a ser hermosos y usar
perfumes y aprender pasos de baile para el cortejo animal del folle habitual
que consiste en no más que ceder… y aguantar.
Estoy
harta de las falsas promesas
De
las largas avenidas
Y
de esta maldita soledad
Estoy
cansada de sus voces
De
sus reclamos
De
exigirle a quien no le importo un poco de cariño
Estoy
harta de no importar
De
no ser nadie entre un mundo de nadies que te clasifican como nadie por crueldad
Estoy
cansada de esperar
De
olvidar
De
soñar que quizá mañana sea diferente
Aquí
no hay beso que cure la ausencia de una compañía honesta
Ya
nadie acompaña
Sólo
estamos por estar.
Ya
no existe compañía real.
Todos
viven el presente viviendo otros momentos
Todos
perdidos entre la muchedumbre on-line.
Estoy
cansada de sentir este crucifijo de soledad
De
que el sol me ciegue
De
caer
Y
de que me rompa las rodillas
Y que a nadie más que a mi le importe en lo
absoluto.
Y
a ser sincera,
Hace
semanas que dejó de importarme mi persona.
No
más lamentos
No
más sacrificios
Por
favor, dejen mi cuerpo caer ante el vicio
No
más absurdos
Adiós
y despedidas
Ya
no quiero herida más heridas
Déjeme
finalmente, vivir tranquila.
Que
la muerte me abrace
Que
el fin sea el comienzo
Que
mi cuerpo se desplace a las sombras donde se esconden todos nuestros inocentes
sentimientos
Misericordia
de los lamentos, pido ante el veneno del abandono que me sea otorgada la
extremaunción de mi locura y lleve consigo un manto blanco, virgen de todo
engaño mi santa extradición.
Dejo
caer mi mano tendida entre la sábanas empapadas de colores
Dejo
caer mis pies ante desorden que habita dentro del cuarto vacío
Y dejo
caer mi voz, para ocultarme dentro del silencio y finalmente callar.
Con
un grito, me libero.
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