sábado, 19 de julio de 2014

Carta a mi mami (re-edición)

Hoy he vuelto a recoger flores y me he prometido no dejar de hacerlo, aun tu estando ausente, aun estando ambas tan lejos. No lo entiendo, aunque quisiera no lo consigo ¿cómo carajos explicas que quien cerró sus ojos ya no los abre?
Qué farsa la que vivía, los latidos del corazón también pueden ser artificiales. Te cuento que desde que escuché la sirena encenderse no he parado de ver ambulancias, como si de un juego cruel se tratase y busca la vida recordarme los viernes, los lunes, los “lo que puede hacer es esperar y rezar… Rece mucho”. Canté porque no sé de credos.
Ni acá, ni allá, ¿dónde coño se supone que estás?. Tus colegas me hablan pero no los entiendo, no logro escuchar, mis gritos se apoderaron de mi cabeza. Es verdad que ya no vendrás, que no volveré a verte, ni a tocarte, ni a moderte, ni a joderte la vida un poco más la vida. Dime mami, a quién le contaré de mi día. Nunca te dejé hablar y lo admito, pero es que siempre me emocionaba tanto al verte. No tienes idea cuántas veces infantilmente presumí mi alegría, la dicha que es para mí tenerte.

¿Mami, por qué todos lloran al verme?
Hablan de ti (todos) y no es que me sorprenda pero la forma en que conjugan los verbos...
Mami, tengo miedo, ¿debería? Tu nunca te irías sin darme la bendición.

Dime que esta noche dormiré, que despertaré mañana y será viernes de nuevo. Que me acostaré a tu lado y entre besos y mordiscos te despertaré. Mami, prometo que esta vez no me iré sin pedirte la bendición.
Mami, me siento mal. Quiero que me expliques por qué mis ojos lloran solos.

Yo sé que puedo, pero a veces siento que se va todo de las manos. Que mis ganas y mi alegría se van a donde sea que tú estás ahorita. Todos me preguntan que si quiero algo, si hay algo que necesito, ¡cínicos!, ¿acaso no es obvio?

Cambio TODO lo que tengo, que es nada, porque lo he perdido. Yo sólo pido un abrazo, uno solo, uno tuyo.
Tú eres todo lo que yo necesito.

Mami,
Que frío hace siempre que se anda sin abrigo.

“No es nada” – me decía. Y lo fue todo, y se fue todo. Hoy he vuelto a recoger flores pero ya no tengo a nadie a quien mostrarle sus colores.
Bendición mami. Si llegas a escucharme, por favor no olvides darme un beso de buenas noches.

Te extraño.

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