miércoles, 31 de diciembre de 2014

Miércoles 08:08

Bien dicho sea tomarse la molestia de darle una despedida a 365 o 64 días que al fin de cuentas son centenares si calculamos una vida.
En el caso de mi madre, fueron alrededor de 20.000 días y yo no puedo evitar pensar en todos los que me he declarado un fracaso, pero esos van por mi cuenta y cuando la muerte cobre factura no creo que hará descuento a los momentos en los que la miseria no me permite siquiera creer que en realidad estoy viva.
Nos llenamos la boca de palabras para llenar las mentes de otros con malentendidos y si el silencio es sabio, sabiamente digo que nunca fue mi amigo.

Los primeros 6 meses de este año dejaron poco que desear y me di cuenta, aprendí quizás que solo cuando nada se espera y nada se tiene es que aprecias cada mirada que no sea tan hija de puta.

Quería agradecerles a todos por venir, estar aquí y formar parte de mi huella virtual que utilizo como respaldo para recordarle al mundo desconocido que en un momento existí. Nuestro pánico al olvido es tan inmenso y sin embargo he dedicado tantos años a formarlo como mi legado que me tomó 8 meses descubrir que "en gran parte somos lo que recordamos*"... De lo próximo solo podré pedirle a mi memoria permitirme conservar más momentos, más rostros, más nombres y si tengo suerte quizás podré recordar cómo sonaba la voz de mi mamá.

La melancolía decembrina no es nueva y acostumbro a llorar en la última ducha del año, esa que muchos como yo tomamos a regañadientes por la insistencia de nuestros familiares de hacer de esta noche un momento excepcional en el que usamos vestidos que con sinceridad no volveremos a utilizar y creo que no será la excepción esta noche pero mi intención no es llenar de lamentos los últimos momentos porque al final de cuentas, siempre soy feliz, siempre terminamos sintiendo de alguna forma placer, complacencia de que a pesar de... no todo fue en vano.

En mi semestre como intrusa en clase de filosofía aprendí de señores que dedicaron sus vidas a escribir teorías sobre la vida ¿no les parece una pérdida de tiempo?
Sé que no pero viéndolo desde mi perspectiva pasar toda una vida haciéndose preguntas es como nunca crecer y seguir reclamando. ¿Qué demonios podemos esperar?

A mi qué carrizo me interesa saber la respuesta para llegar a la felicidad si es gracias a la amargura que mostrar mis dientes choretos me resulta tan hermoso.


Perdí tanto, tanto, tanto este año que comienzo sin pantaletas porque carajos, no recuerdo dónde las habré dejado. Perdí todo lo que nunca quise inclusive y aun así su ausencia me duele, aun cuando no lo quiero.
Perdí hasta decir basta y luego caí un poco más bajo como para reafirmar que soy un completo fracaso pero saben algo... Este fracaso saborea a gloria y ese supongo es el éxito de toda persona.

Hoy brindo por nunca dar la talla, fracasar y aun así poder vivir a pesar de ello... Eso requiere valor y nadie nunca te lo dice mientras te sermonea.

Este año lo pasé en el mayor de los silencios... No se asusten si el próximo termino pegando un grito que aturdirá a todos.

Gracias por leerme, gracias por escribirme, gracias por quererme, gracias por olvidarme, gracias por entenderme y gracias por denigrarme. Gracias Mami, Gracias Migue, Gracias Ché, Gracias Don, Gracias Craig, Gracias a todos menos al idiota que dijo yo no era una buena idea, porque no lo soy pero así comienzan las mejores historias que he contado. A ti no te agradezco porque me quitaste una o con suerte dos páginas que pude llenar en mi diario.

En fin. Gracias 91. 188 visitantes.

AHORA, UNA CANCIÓN! :) mi canción para la última ducha



* Cita del libro "La vida mientras tanto" de no recuerdo quién. Gracias a ti también.




No hay comentarios:

Publicar un comentario