Y entras en mi como un espíritu, y colapsa mi cuerpo en posesión, y deambulan las dudas en mi sabiduría y destrozas cada habitación.
Y qué más podría pedir, qué más quisiera, qué más podría hacer yo... Si me consumes por dentro, me deshuesas, me llenas de tinieblas y me elevas al mismisimo cielo de Dioses y estrellas...
Y me tumbas, y te tumbas sobre mi y me colocas de escudo contra el suelo y entonces caigo pero nunca me detengo.
No esperaba nada, nada más allá de alimentarte con mi alma para que entonces crecieras... Crecieras como la hermosa flor que te veo pero te marchitas, te marchistas y exhudas veneno.
Y no ves lo que veo y no ves nada en realidad y parpadeas por simple reflejo y caminas por necesidad. Y te me vas... te me estás yendo y te veo partir con todos mis recuerdos. Porque escogiste vivir en lugar de quedarte en mi cama... para hacerte inmortal.
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