martes, 16 de diciembre de 2014

El hombre con Barba. POR CONTINUAR.

Perdí la cuenta de cuantas veces he oído esto pero siéndote sincero, nunca la llevé. Cada vez lo creía. Probablemente lo siga haciendo. ¿Cómo te explico querida?  Si desde principios de tiempo se creyó en la luna y las estrellas y cuando se tiene ausencia de credo cualquier verso suena a redención. No me entenderías, necesitarías corazón.

Me pregunto dónde estará el ratón cuando se le necesita? Casualmente no es de noche pero igual me agradaría la compañía.
Le daría todo mi queso si es que tuviera un poco.

Dígame que no le duele ni un poquito para yo acostarme tranquilo y soñarla aquí, al ladito mío.
Hierame una vez más directo en el corazón, asegura que de mi piel no podré deseprender tu aroma y sabré que valió lo vivido.
Golpeame con fuerza, no esperaría menos. Golpeame justo en la mejilla regalandome un ingrato beso de despedida que con política me dirás "Vida mía, espero nos podamos encontrar otro día", hazlo con dulzura y sutileza, como siempre encantadora y miénteme en mi cara.
Apunta ahí, directo a mi garganta y crea un nudo que solo desatará la ginebra para llamarte alcoholizado cual junkie desesperado y suplicarte que vuelvas, por favor, no atiendas.
Déjame rogarle al cielo un poco de calma, lléname de cólera hasta la locura.
Nunca respondas ni una de mis dudas para poder seguir pidiendote respuestas.
Riega migajas al suelo para cuando me desmaya, un hombre hambriento nunca saldrá de la pobreza si le prometes miseria.
Me quedé con tu alma a ver si de pronto te dabas cuenta.


No hay comentarios:

Publicar un comentario