jueves, 16 de mayo de 2013

Mérida, 2012.


Por quinta vez lo diré, tu recuerdo se me agota y no consigo otra cosa que me haga escribir. Es semi frustrante, verás, siento la necesidad de sentir algo por alguien y que yo recuerde, tú estás más fresco que los demás cadáveres pero terminaste de pudrirte y no eres más que polvo y huesos incompletos.
Desde que mire a mi fantasma a la cara y le dije que no tenía miedo, deje de sentirlo, he llegado al punto donde puedo hablarte sin siquiera pensar tu nombre y hasta he llegado a confundirte con otros hombres, me siento orgullosa de eso.
Básicamente mi vida actual es un confeti adolescente. Muchas personas, muchos colores, muchos excesos y muchas ganas de acabar con el mundo; sin embargo, y supongo que debe ser lo que llaman madurez, ya la ira va pasando y rindiendo sus frutos. Hay días en los que simplemente me deprime el aburrimiento de saber que ya conozco todo lo que desconocía y quisiera volver a sentir esa ira, pero se pasa fácilmente con un buen punk y un vaso de ron. 
A medida que crezco lo único que se reseca en mi es mi garganta, he empezado a fumar en exceso durante las madrugadas… Para mi defensa, hace demasiado frío a estas horas.
Debo admitir que sentí ganas de escribirte, no porque te extrañe ni nada de eso (y me resulta aun un poco difícil creerlo), sólo me dan ganas de pasarme por ti y crear un pequeño caos, porque si respondes haré un caos y si no, haré un total caos dramático sobre ello. Soy demasiado desastrosa y sabes que me encanta jugar.
Como ya el amor no pesa y los recuerdos dejaron de doler, baso mi vida en fiestas ilimitadas con accesos de primera fila a las mejores funciones de versiones de mí misma. A veces, cuando estoy con esos hombres puedo verme desde tercera persona, puedo ver mi cara de placer cuando me tocan… Sabes bien que no me da placer el tacto, me da placer saber que estoy pecando.
Ya no encuentro razones para agredirme, aunque según mi adorada psiquiatra mi apetito sexual es un reflejo de mis autodestrucciones, por lo menos no me recetan más que condones… Me cansé de las pastillas.
Iré por otros cigarros. Espera.
Según el corrector, la palabra “caos” está mal escrita, lo marca con una línea en zigzag rojo sangre, ¿sabes?, de ese rojo que a pesar de ser claro llama la atención, en fin, según la web, está bien… Así será el caos que hasta escribirlo es llamativo.
A veces me pregunto si me gustaría saber de ti, de como te va y su parafernalia, pero luego me auto respondo diciendo que ciertamente eres terriblemente predecible y debes seguir siendo exactamente la misma persona haciendo exactamente las mismas cosas que hacías cuando me conocías. No emociona mucho la idea pero supongo que cada quien tiene su forma de sentir que viven.
Por mi parte tampoco podría quejarme, sigo bastante igual a su manera, sigo siendo tonta, enamorada del amor en general y escribiendo, sólo que ahora sé más cosas y no dudo en presumirlas, tengo menos miedos, muy pocos en realidad… He subido al carro de extraños mientras estoy ebria y llegado a salvo y con la barriga llena a casa. He tomado ácido, he bebido desde temprano, he mentido y huido de casa y todo sin repercusiones aparentes.
Creo que lo único que ha cambiado en mí ha sido ese deseo creciente de afecto y relaciones… Eso que tu sabes que hacía que quisiera casarme con el primero que me invitara a salir… Hoy en día no me preocupa eso, ya no busco imposibles, los hago.
Disculpa, estaba escribiendo una carta.

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