lunes, 9 de junio de 2014

Y la vida siguió?

Cuando murió mi madre, casi no lloré.
Ya la había llorado demasiado antes.
Fue tan fuerte la agonía de la espera que para cuando se supo la noticia, ya era más un consuelo que otro golpe.
Y aprecié como no recuerdo haber sentido, las veces en las que la tocaba.
Le sobaba la manito.
Le mordía los deditos...
Con los ojos llorosos le cantaba.
Mirarla...
Tan solo mirarla,
me llenaba tanto de calma.
Aun con las máquinas y los cables... No hay sensación más hermosa que el ver a tu mami.
Y nadie lo entendía
pero me llenaba de tanta alegría
Ella era mía...
Y cómo la amaba!
Cuando dijeron que la desconectarían creo que no lo entendía, aunque esta vez si sabía bien a lo que se referían
pero debí haber sido molesta
y actuar como una niña...
Hoy me duele no haber corrido, encaramado en la camilla y abrazarla por completo.
Abrazarla aunque sus brazos no me tocaran, como las veces en las que solíamos jugar y la obligaba a besarme las mejillas.
Debí haber sido inmadura
y no soltarle la manita
haber hecho un berrinche
para que me la dejaran un ratico más...
Otro día, quizá...
Nunca debí aceptar que se me fuera.
No con tanta ligereza
Como quien no le doliera...
Pero debía dar la cara, ser todo lo que nunca fui cuando estaba con ella...
Ya ni sé qué debía hacer.
Cuando la arregle a lo egipcio, todos se sorprendieron
"Qué fortaleza" se decían.
Yo no volteaba a verlos
cómo explicarles algo tan sencillo?
La que está ahí no es un muerto, es mi madre...
Y no la estoy arreglando para su velorio, sino porque siempre me gustó verla hermosa.
La tocaba con el mismo cariño, la misma dulzura con la cual jugaba a maquillarla.
Tantos años de entrenamiento no fueron en vano.
Y al final, llegó la hora en la que todos lloraban sobre mi y me pedían disculpas por cosas que nunca hicieron.
Fue la tarde más incómoda de mi vida...
Un montón de extraños que pretendían conocerme lloraban sobre mi hombro, me abrazaban hasta la asfixia...
"Qué fortaleza" me decían
y yo no les entendía.
Luego recordé que lloraban porque en mi, a mi madre veían... Sí ella sabía era cómo comportarse en cada situación, aun cuando el momento ameritaba de perder la paciencia y el valor.
y ese es el problema
que la veo tanto, en tanto, que me rehúso a ser lo que ella de mi no entendía.
Como que si finalmente sus consejos hacían eco.
Pasó la velada sin mucha relevancia.
Sádicamente les invitaba a pasar a verla, como si de algo digno de mostrar se trataba.
Pero qué más hermoso que mi madre?
No sé porqué sonreía tanto al verla.
Me llenaba de tanta dicha saber que esa señora era mi madre.
Que esa señora, tan hermosa y tan radiante era la que se sentaba en el lavandero a escuchar de mi día, aun cuando hubiesemos estado juntas y hablando todo el día.
Y al atardecer llegó mi primer todo en la vida; debo admitir que me sorprendió su visita.
Qué chimbo como uno se aleja de las personas con las que antes tanto compartía.
Me saludo con un "A ti nunca se te acaban las sonrisas, no?"
Y ahora cada vez que me veo en el espejo maldigo esa frase que no supe responder en su momento.
Con una cara de susto y muchos cigarros de por medio me pidió que dieramos un paseo
De verdad, no hubo momento más inoportuno, pero dada la visita merecía un poco de espacio.
Amo ese parque, con la particularidad de que es el único que conozco con un enchufe debajo de un mini puente de adorno.
Saben lo genial que es que caiga el palo de agua y tengas donde refugiarte y cargar tu teléfono para escuchar música?
Pues resulta que yo sí lo sabía, porque sabía de ese enchufe precisamente por quien en ese momento me acompañaba
y no era un teléfono, era una guitarra eléctrica. Jajaja!
La cosa es que entre tanto me dijo "Necesito que llores. Me asusta verte así, te golpeará peor. Este es tu momento para drenarlo"
y no pude.
Hablamos de tanto hasta que encontré la excusa para llorar y molestarme con el mundo.
Me recordó a cuando me decía "Odiame, golpéame, pero sácate eso del pecho"
Recobré mi compostura y fue así intermitentemente hasta este momento.
Creo que se me agotaron las sonrisas,
72 horas nunca habían sido tan largas...
Ya casi se comen dos meses y yo aun sigo esperando a que ella despierte.
Aun no me lo creo, aun no lo entiendo
y por momentos lo olvido y creo que al llegar a casa, en algún momento (siempre llegaba tarde del trabajo), llegará...
Y fumaremos en el lavandero echando los cuentos del día
y me recordará lo divina que es mi madre, lo dichosa que soy de tenerla y lo fabulosas que somos cuando estamos juntas...
No hay tacones que den tanta elegancia como la que deslumbrábamos cuando el mundo era nuestro aperitivo.
De estos meses me he secado
Convertido en ciruela pasa
y todo lo que siempre he odiado
Pero no recuerdo cómo se sonríe
y me entristece escuchar mi risa falsa
Cada abrazo que me dan se siente tan vacío
Cada beso da más sueño que ganas de soñar...
Y cada vez que puedo me pierdo entre las sábanas y me encierro en mi cuarto, como si no tuviese realmente un motivo por el cual despertar.
No sé ni qué decir,
no sé ni cómo actuar
Sólo sé que vivo y que me va bien pero no hay ni emociones, ni pasiones, ni dulzura, ni ambiciones.
Vivo en stanby y ni busco, ni me interesa salir de la coraza.
Nada me atrae
Nada me llama.
Nada me consume con tantas ganas...
Y si exploto es porque necesito llorar
y llorar cómo cuesta.
Le huyo a las personas, a los encuentros.
Le huyo a las citas y a los bailes hasta el amanecer.
Y vivo bajo la sombra de quien yo recuerdo solía ser...
Alimentándome de las ganas de vivir de los niños con los que juego, del profesor cuyas clases me coleo... De cualquiera que tenga una vida donde su madre no haya muerto.
Yo creía saber lo que era depresión hasta que me di cuenta, de que sin llorar,
sin engañarse
comiendo
saliendo
trabajando
y viviendo...
También se muere.


Ese día fue hermoso...
Había un arcoiris circular en el cielo, al rededor del sol..
Y dada la hora del medio día pareciera como si estuvo sobre mi cabeza.
La tarde fue fresca.
La noche, fría y estrellada
La madrugada adornada de rayos y truenos.
Y amaneció con una lluvia que lloraba por mi.

"A ti nunca se te acaban las sonrisas"
Ni afirmación
Ni pregunta

Esta noche no evito pensar, a quién se refería cuando dijo eso.
Porque viéndome al espejo puedo jurar que de mi no se trataba.

A casi dos meses de que mi cariño, confianza, pasión y sonrisa se desvanecieran...
Las 72 horas siguen sin pasar.

No tengo optimismo a decir verdad, pero sé que "mientras la tierra gire y nade un pez hay vida todavía"

1 comentario:

  1. Cuando tengas un hijo en tus brazos, te regresará la sonrisa. así será... Cada vez que leo tus historias se me arruga el alma, porque todo lo transmites con respeto, y completa pasión. un abrazo y saludos.

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