Quién soy yo para juzgarlo?
De fortuito no hubo nada más que el goce ya esperado.
Soy todo para recriminarme pero me sucumbo en el placer de no contarlo,
para qué?
Permitirle a otros mortales culparme por ser diosa de a ratos.
Ratos
Ratitos...
Que no duran mucho pero cómo se engrandece el cuerpo
Y entonces pienso,
lo que atrajo de mi fue la carne
El cuerpo primero
que en fuego se enciende y si se maneja con cuidado.
Me callo todo lo bueno para preservarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario