miércoles, 15 de octubre de 2014

Me olvidó.

Eran las 8:40 de la mañana pero el sol todavía no se asomaba. Había algo en la lamparita para leer que me hacía recordarla.
Apostaría a la mariposa que revoloteaba chocando con el bombillo, pero nunca permití que sus ojos me quemaran. Era una mañana de domingo, lo cual podía justificar solo fui victima del aburrimiento pero con honestidad ya se me había hecho lunes y estaba postrado frente al ordenador, solo, porque me creí tan vanidoso como para aceptar trabajar desde casa. Podía perder el tiempo en lo que me diera la gana pero preferí invertirlo en ella ya que no me quería.
No a ella, a mi, ella hace bastante que dejó de quererme. Salí a dar un paseo para convencer a mi imaginación que no la necesitaba. 
Ella siempre estuvo convencida.
Me reintegré a la sociedad para hacerle creer que estaba con otra. 
Ella ya lo creía.
Y cuando me decido a volver para justificarle a mi jefe la quincena, la vi en mitad de la cuadra.
 

Me miró y fui mariposa para sus ojos.

Finalmente me olvidó, me decían. y a decir verdad, nunca me había sentido tan tranquilo. Después de tanto ¿qué podía exigirle? más que sea feliz por ambos.
La dejé irse con un pedazo de mi alma y ella se dejó creer que no lo notaba pero para cuando asumimos la realidad, yo estaba solo y ella olvidó donde la guardaba.
Ella me olvidó y la tristeza nunca antes había bailado de esa forma.

La vi a los años y era como si el tiempo no hubiese pasado. Ella me.olvidó y su cara recobró la luz que me cautivó cuando era yo quien pretendía sostener su.mano. Ella me olvidó, pasó la página y aun cuando la extraño me basta con saber que fui una parte de su diario.
Ella me olvidó y desde entonces yo pretendo olvidarla cada tanto.

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