jueves, 7 de noviembre de 2013

Feliz Cumpleaños

Y aquí estoy de nuevo utilizando una excusa rebuscada que me permita hablar sobre él.

El chiste dejo de ser gracioso y ya ni provocaba lástima entre mis allegados; agoté todos mis recursos y ya no había compasión hacia mí, porque sabían que no era que no entendiera las circunstancias, sólo que sencillamente no quería entender.

Me gustaría decir que hay mucho bueno de lo que pudiera escribir pero no puedo engañar a mi reflejo en la ventana de la cocina. Parecía esposa maltratada, llorando mientras friega para que nadie la escuche y respirando justo antes de soltar una lágrima para que el rímel no se corriera.

Me encargué de que todos supieran la causa de mis depresiones alcoholizadas pero no estaba en condiciones de asumir reproches por mi falta de control hacia mis vicios.
Dejé de cortarme cuando me di cuenta de que nunca tendría la fuerza suficiente como para presionar el filo hasta que cortara de forma significante e irreversible; había perdido la gracia… Pues no era una suicida… Sólo, una idiota desesperada.
Algo así sucedió con su recuerdo, con su persona… Sólo que en este caso lo apropiado sería seguir intentando hasta que finalmente consiga mi cometido. Entienden?

La merideña se había obstinado al punto de represión donde ya no entraban perdones, consuelos o siquiera un poco de entendimiento… Sólo quiere escupirle la cara y aun así no lo haría porque no quisiera desperdiciar saliva. Podrían juzgarla? Su mejor amiga ha sido herida repetidas veces y ella pretende sufrir del síndrome de Estocolmo.

La caraqueña se había dado por vencida al punto de dejar todas las respuestas como la pregunta… A veces me gusta creer que él también me piensa, le digo… Y ella responde “Sí eso es lo que te gusta, entonces hazlo”.

La gocha ni siquiera quiere saber del tema, así que lo obvia, al igual que mi rubio favorito.
Y Nery… Nery siempre tendrá el hombro disponible para decirse “Todavía? Creí que en el ante penúltimo viaje lo olvidaría”

Sin amigos, ni respuestas y con preguntas que me rehúso siquiera a preguntar(le).
Un día como hoy hace con exactitud dos semanas apareció (y admito haber tenido mucho que ver en eso); era viernes y según mis amigos hacía frío… Estaba ebria y comprometida por la noche pero ambos (los tres en este caso), sabíamos que si se presentaba la oportunidad, saldría corriendo y no me importarían las consecuencias (jamás dejaré de sentirme de diecisiete mientras esté su nombre presente).
La cosa es que mi plan secreto era “nacer para morir”, tan literal como la canción de Lana y tan triste y punk que podría sonar… Sólo verle y explotar… Explotar en todas mis formas (como siempre hice mientras me acompañaba en mi ebriedad)… Gritar, gemir, llorar, reír, quejarme, que me duela, quererlo, que le duela, querernos, querernos y luego dejarnos y que me vuelva a doler pero finalmente entender que “a veces el amor no es suficiente, no sé por qué”… Dejarle decir sus últimas palabras con la esperanza que en alguna de ellas existiera un “te quiero” esperanzado para cerrar la última oportunidad…  “porque tú y yo, nacimos para morir”.

Entonces es otro viernes donde el mal alumbrado de mi ciudad, el frío, la neblina y las cervezas donde Ligia harían de mi ida a fumar el momento más melancólico de la noche porque, con suerte, conseguiría emborracharme lo suficiente como para llegar a casa, esquivar mi cigarrillo encerrada en el baño e ir directamente a mi cama a sentir como todo se mueve tan delicada y divinamente, como todo se va borrando y mi vista nublando hasta que cierro los ojos y doy diez mil vueltas de perro antes de quedar profundamente dormida, y en la mañana, tener una hermosa resaca tan dolorosa y vergonzosa como para siquiera preocuparme por lo que pensé, dije o hice durante la noche.

Qué rayos debe hacer una chica por acá para conseguir un abrazo?... Uno fuerte, de alguien que realmente la quiera… Por lo menos durante la noche.

La experiencia me vence y recuerdo que terminaría sintiéndome aún más sola pero, es mucho pedir por un buen engaño? De esos cuyos besos sencillamente logran hacerte olvidar que estas besando la boca equivocada.

No estoy cansada pero mi cuerpo se duerme fácilmente; mis pies están hinchados y mi vestido sucio por mi teoría de “si te sientes mal, vístete bien”. Es apenas la 01:31am del viernes 25 de octubre del 2013 y a pesar de que aun nada de esto ha sucedido en su totalidad, no es un deja-vu… Es un “aquí nada nunca cambia, nada mejora” y por más que cambie en todos los aspectos, hay uno que nunca cambia y es el hecho de que lo extraño pero (por fortuna), hay días en los que me convenzo de que no lo hago.

Autoaceptación es saber que seguirás esperando a que un día vuelva a romper su coraza y te pida que te quedes y saber que aun así, nunca cederá lo suficiente como para poder realmente creerle pero, igual lo harás… Porque muy dentro de ti sigues pensando que un día de verdad se levantará y se dará cuenta de que también te extraña (y de la misma forma en que tú le extrañas).
Realidad es que si sigo volviendo, seguirá en el mismo juego de tenerme cuando le dé la gana y de dejarme de igual forma… Y entonces volvería a decir que estoy cansada y seguiría estancada en la misma guerra, en busca de revanchas estúpidas porque estoy esperando mi turno para batear pero nunca aprendí siquiera como agarrar el bate. Si hubo algo que nunca olvidaré de mis reuniones en NA es que cuando se trata de cosas que no puedes controlar, tomarlas no soluciona la ansiedad, sencillamente la aumenta.

Cuando se trata de él soy débil pero, después de tres años me di cuenta de que cuando también se trata de mí, debo ser fuerte… Porque merezco que me quiera de la misma forma en que le quiero, aun cuando sé que él no sabe lo que es eso y que con casi seguridad, podría decir que nunca lo hará (conmigo).
Sin embargo, si me permiten cantar una canción esta noche y que todos los seres del planeta la escuchen sería “Cry, cry baby”… Porque por absurdo e inútil que sea, siempre me gusto decir lo que pienso y como me siento y que si me lo pides, yo aún me iría contigo… Porque (gracias Nery), “el amor duele, pero a veces es un buen dolor y me hace sentir que estoy viva”.
Sencillamente, estoy enamorada del amor.

Hace exactamente diez días que prometí no escribirle… Pero esto no cuenta, pues es otra de esas cartas que lanzo al internet con la esperanza de que cuando sea leída por él no esté marchita.

No hay comentarios:

Publicar un comentario