viernes, 7 de febrero de 2014

Cuentos Cortos Para Adultos

American Express esta de vuelta, ya es la 3era vez esta semana. 
Un vino francés hecho en Argentina y la habitación con balcón, como de costumbre. 
No sabría decirles si es la misma rubia de la ultima vez, siempre se ven diferentes en las mañanas. 

Es bien conocido por dejar buenas propinas a las camareras, creo que busca sobornarlas por su silencio. 
Me pregunto qué harán durante toda la noche, admito que cuando duermo en mitad de mi turno siempre dejo un ojo abierto.
Sale al rededor de las 12:40am y siempre vuelve sin reloj, a veces creo que hay un dealer esperándolo en la entrada pero conociendo a los hombres como él, carente de referencias, lujos o etiqueta debe de bajar al barrio a buscar su propia piedra.

Siempre hay mucha ceniza en el cuarto que deja. 
Nunca confíes en un hombre que te ordena en francés un vino argentino y regresa sin reloj. 
Todo como de costumbre, primero el caballero y luego la zorra.
No me llamó la atención, siempre se toma sus minutos en vestirse para disimular los agujeros en sus medias. 

1pm la rubia aun no sale, espero que tenga dinero para pagar la mañana.

04pm, Anna se atrevió a tocar la puerta, nadie respondió así que me apostó que la zorra se habia escabullido por la ventana para quedarse con la propina. 

04:30pm, la policía retira a la rubia de la habitación, debo admitir que no tuve el valor para confesar que desde la primera vez que la vi llegar ya estaba muerta. 

La rubia nunca había lucido tan radiante como esa tarde.

Los gritos e insultos eran normales, en este oficio uno escucha todo tipo de practicas sexuales. 

American Express no volvió al hostal, es una pena, Anna aun me debe el dinero de la apuesta. 

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