viernes, 11 de marzo de 2016

Y a la primera que pase...

Cuando te pienso, lo hago tan dentro, que nadie más está invitado.
Subo el volumen del radio y pretendo que alguna vez supe bailar. Soy muda televidente de nuestra vida en mi cabeza.
Ya no interactuo con el escenario. Difícilmente te encuentro cerrando los ojos.
Me lo encuentro tan bien y tan dentro. Que olvido la dolencia entre los hombros.
Y no sé a qué suena, ni a que sabe, ni cómo se ve. 
No puedo figurar cómo se arman las piezas, sin patrones, excusas, equivoquios o pena. 
Así que solo me dedico a ocultarla de todos.
Tan adentro y tan certero.
Que se ríen los ojos.

No me quedan palabras para confabular otras teorías, lo que es un tremendo alivio para la garganta. Y aunque el alma, caprichosa, se esconde o se expande, ya no teme de tu ausencia ni por un instante.
Dime, si no es divino, querido...
Dejemosle el gustito al pasado para endulzarnos el futuro.
El agrio del ahora es solo temporal, ¡quién lo diría!

Aquí te tengo, anda tranquila.
Aquí te tengo, sube, querida.
Aquí te tengo, guardadita, pequeñita y tan mía.

Aquí te tengo, en mitad de la vida.

Así que sigo,
como el que no sabe que espera
Y me complazco en saber, que en realidad ya ni sé, ni espero.
Es un alivio,
después de tanto tiempo
No me aboge a la poesía
Fuiste una dulzura, niña.
Fuiste mi vida, completica,
la calma, el demonio, las ansias y sueños. Rabietas ya adultas.
Fuiste el cólera que carcomía las noches
y amanecían los domingos

Aquí me tienes, en mitad de la vida

Con el corazón tan abierto, tan expuesto, tan sincero y tan bastardo
Luna de amantes
Luna de ajenos
Luna eterna.... A toda pregunta ¿cierto?

No hay comentarios:

Publicar un comentario