Los once son para pedir deseos.
Los trece aceptas la resignación
Los doce dejas el alma en velo
Los catorce aceptas que ya voló.
Y tomaba sus manos, contando los deditos
1,2,3,4,5
Y mordía sus pies, contando los deditos
1,2,3,4,5
Su rostro blanco, sus labios transparentes,
Sus ojos, siempre cerrados...
Podía verlos brillantes, como dos estelas, escondidas tras los parpados.
Y cantaba las canciones que sabía
tarareando aquellas estrofas que nunca aprendí
juraba que me oía.
Poco creo desde esos días.
Y las nubes lloran
Y las fuentes lloran
Y los brazos lloran
Y la tierra se estremece al andar
Y las gotas sangran
Y las venas sangran
Y el agua no para de brotar
Y las nubes lloran
Y las fuentes lloran
Y los brazos lloran
Y todo llora menos mis ojos.
Pero cómo no iban a llorar?
Los diez ignoras la naturaleza
Los quinces haces una fiesta
Los nueves juegas cual pequeña
Y mordía su nariz
Y mordía las sábanas
Y mordía los bordes de mis uñas
Y contaba sus dedos
Y recitaba poemas
Y miraba las cuentas
Y nadie nunca dijo nada.
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