sábado, 19 de abril de 2014

40 grados

Hoy me leyeron un cuento que se títulaba "La bondad de los extraños"
Si tuviese una religión, creo que esa sería...
Y por eso me lanzo a la carretera, al mundo o a la calle, valiendome sencillamente de esperar que algo bueno suceda.
Que algo, dentro de tantisima mierda me haga creer que la bondad si existe y lo peor, es que sucede, con mayor frecuencia de la que pueden imaginarse.
Pero por el otro lado tengo un pasado marcado, más adentro de mis tatuajes dañados y retocados.
Mi hermano me dijo que los verdaderos amigos son aquellos que están contigo en las malas y eso se ha creído desde siempre y a pesar de lo agradecida que estoy con todos los que me brindaron su apoyo en un momento tan rudo como la muerte de mi madre, debo admitir que no creo en tal frase.
Acaso sólo a quienes les importamos son los que permanecen hasta cuándo cae el aguacero?
Creo que es aun más rudo estar al lado de alguien cuando hay un sol de 40º, cuando no hay necesidad, ni presión social, ni razón moral para estarlo.
Creo que en ese contexto es que podríamos juzgarlos, si es de nuestro placer hacerlo, claro.
Cuando buscaba vivir rápido, nunca me senté a considerar que eso anexaría vivir también los peores escenarios precozmente, pero creo que uno lo olvida entre tanto alcohol y desperdicio juvenil y debo admitir que aunque no lo aconsejo, no me quejo.
Pero cuando se trata de hablar de soledad, creo tener cierta experiencia en el tema... Y es aquella que cuando no necesitas nada, necesitas todo. Cual niña mimada. Cual mocoso sin caramelo.
Compañía, alguien a un lado, o al otro, o muchos al rededor... Que tu teléfono suene, aun cuando estás ocupada, sólo porque quieren que suene... Eso se siente bien, aun cuando mentas la madre al mundo por no poder atender.
Pero cuando la gente se marcha y el silencio se apodera de la habitación. Qué tan solo estás? En cuántos piensas? Alguien en particular?
Eso no me pasa, no hay nadie en mi cabeza, en mi lista de "en caso de emergencia"
Y no es por su ausencia, presentes o no, insistentes o no... Nunca fui buena para pedir auxilio; siempre lanzaba los cohetes cuando el barco ya estaba hundido.
Me enseñaron a no necesitar a nadie
Y mi tragedia fue que siempre necesité de alguien.
Pero nunca lo dije, por lo tanto, no cuenta... Cierto?
Podría ser infantil y no me quejo, siempre me han tildado de no tener madurez para escuchar los "hasta luego"; pero tal cosa para mi no existe, me aburrí de esperar cuando me pidieron hacerlo y aun más cansado es hacerlo cuando no te lo han pedido...
Pero uno igual lo hace con cierta fe... Como con la fe de perderte en las calles oscuras de una ciudad semi conocida para andar con un desconocido y sólo esperar lo mejor...
Pero así como sucede, por qué nunca, en el otro plano... Por qué eso no?
Nunca necesité a nadie a mi lado
Pero siempre lo he añorado
De cierta forma, creo que es algo que todos hemos querido... Por qué a algunos sí les funciona?
Nunca necesite nada
Pero siempre lo he querido todo.
Y no, no te necesito ahora, aun cuando todo está tan jodido, en estos momentos no me haces falta; pero cómo lo hacías cuando todo era fácil, distinto.. Cuando no había agravios o verdaderos motivos para llorar.
Nunca has estado
Nunca estuviste
Y ahora apareces cuando menos te necesito.
Porque sí es cierto que el momento es rudo y que aprecio mucho tu presencia.
Pero como dicen por ahí... "Líbrame del agua manza, que de la brava me libro yo"
Algo así es conmigo.
Algo así siempre ha sido.
Y lo de sola, siempre lo he sentido.
Yo no busco compañía en los momentos rudos...
Yo sólo quiero a alguien, aun cuando no existe motivo alguno.

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