lunes, 14 de diciembre de 2015

Notas de voz

Siempre fui egoísta con los recuerdos.
Había algo oculto tras registrar cada acción de su día en cámara.
Más allá del amor por lo cotidiano, era la esencia que nunca lograrás capturar si lo intentas.
Eso me encantaba.
Adoraba cada par de zapatos que siempre creí fuera de moda.
Adoraba el hecho de que en realidad, en sus armarios jamás existiría posibilidad de colgar mi ropa.
Adoraba sobre todas las cosas el hábito que terminó en costumbre de conmemorar cada comida con vista al parque.
Es más común de lo que se cree la gente que obvia lo que tiene.
De todas las cosas que pudiese citar bajo recuerdo, la más fresca en mi memoria es la frescura de su cara.
Siempre el ceño cansado pero cierto fuego en sus ojos… Como si bastase con una palabra mal pronunciada para convertirla en lágrima.
Ese brillo a medio llanto siempre me permitió reflejarme en su mirada.
Al principio era tan hermosa como él quiso creerme
Y al final terminé tan fea como siempre me creí.
El dolor del recuerdo no recae en el pasado. Sino en la franca aceptación de que perdí algo que jamás tuve.
Y es una sensación tan agridulce y a la vez, ciertamente complaciente.
Ayuda a aligerar las culpas del querer que nunca se hizo cariño.
Es más común de lo que se cree la gente que obvia lo que tiene.

Y yo ya lo he perdido.

sábado, 5 de diciembre de 2015

El nombre de Dios en vano

Si hemos aprendido a no llorar cuando se quiere pero no se puede.
¿Por qué estigmatizamos tanto al que ríe cuando puede, aun cuando no quiere?

No es forzar la risa, es ahuyentar al llanto.
Ya nos lo han contado,
en películas, en canciones, en novelas.
No existe nada oculto entre el cielo y la tierra

Quizás si tuviésemos más tiempo para entenderlo,
Quizás tenemos solo el necesario.
Quizás de verdad llega un momento en la vida, en el que son condenas los años.
Es verdad que tenemos lo que merecemos?
O pagamos deudas de antaño.

Sea como sea, hoy esa respuesta no es la que me interesa.
Hoy quisiera saber,
si es falta de valor o necesidad de apego
Porque sé que no necesito lo que aun no tengo.
Y sé que aun tengo más de lo que necesito.
Pero estoy aprendiendo.

A veces me molesto demasiado cuando vienen los sabios a darme discursos
otras veces me callo y lo disimulo.
La razón no puede negarse.
No importa cuánto insista el intelectual en arruinarse
¿Es de idiotas o sabios los que buscan demasiado?

Pero el impulso hacia la incomodidad no es generado por mi falta de paciencia, respeto o inseguridad.
Les puedo jurar que me sobran motivos para sentarme y asentir sin vergüenza
pero la mayor parte del día, me pesa la cabeza.

Mi problema es que vivo en un mundo de respuestas
y tengo la realidad hecha una duda.
Podría conformarme con la verdad a medias o la mentira en la cena.
Podría, podría...
Pero no quiero llorar solo cuando se me apetezca.
Tampoco quiero reír cada vez que valga la pena.
Podría podía...

¿Pudiese siquiera?

Una vida tranquila, un campo y muchachos.
No hay respuesta correcta
La duda siempre vende promesas
¡Ay! Qué capricho entre reír o llorar
si de verdad el que se siente bien, se siente bien donde sea.
y el que se sienta mal, le corrige la postura los años.

Si ya aceptamos que todos somos juez y juzgado
Por qué tanto insulto de aceptar que somos culpados,
victima
y justiciero

He interpretado a Dios en muchas ocasiones,
a veces porque puedo
y otras muchas porque creo que lo merezco.
¿De verdad lo merezco?


Pero... Qué es mejor ¿una respuesta o una duda?
Yo no lo sé
pero es usted el que no ha querido entender...
Hace tiempo que lo decidí.

Si me va a enseñar no me castigue
Y si me va a castigar no me enseñe
Mire que me queda toda una vida por delante
y una muerte pendiente.