Apenas visualicé el valle caí en cuenta de que no estaba
jugando… Aun no logro descifrar si lo que sentí fue emoción o nostalgia,
alegría o tristeza, no tengo ni la más mínima idea (como todo en la vida tienen
un punto de conexión tan intenso que logra anular la brújula mental), estaba de
nuevo en esa ciudad caótica llena de gente buscando entre las masas un gesto
amigable que me diera la bienvenida, por su parte, me encontré sola atravesando
el puente y sintiendo como cambiaba todo a medida que cambiaba de pie.
De pronto, como por arte de magia, estaba del otro lado, en
pleno corazón de la capital, las ambulancias me aturdían, los edificios me
cegaban, sólo podía sentir la tierra donde pisaba sabiendo que en cualquier
momento podía caerse.
En el medio de la plaza más inmensa que he visto en mi vida
mi corazón se achicó hasta el punto de quiebre, donde la desesperación y
paranoia se apoderó de mi, mis recuerdos me perseguían y rodeaban y mi cabeza
no paraba de enviar señales de alerta “Rubia, ya has estado aquí y la última
vez no fue tan buena que digamos”, pero qué puedo decir? Fue mejor de lo que
había planeado.
Nunca me dieron miedo los espacios llenos de gente extraña,
nunca hasta esa tarde que caí en cuenta de que no pertenecía a nadie, no debía
cuentas y nadie me esperaba realmente… Desde aquel instante noté que esta sería
mi primera aventura íntegramente sola, fiándome de la bondad de los extraños,
bondad que nunca me defraudó o quizá, no lo suficiente como para dejar de creer
en ella.
Ahí estaba, los niños jugando, los militares vageando, el sol
ruborizando mi piel y mis ojos de cordero alertas ante cualquier asecho.
Nunca había esperado tanto por alguien a quien realmente no
me interesaba mucho conocer, que buena dicha la mía, sola en una ciudad semi
conocida tratando de hacerle creer a la audiencia imaginaria (porque estoy
segura de que mis cabellos no brillan tanto por estos lares como para que
realmente alguien me esté mirando).
“Hola Lulú, un placer” y tendió la mano, y fue entonces
cuando supe que había vuelto al ruedo…
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