Se acerca cada vez más el día y tocará enfrentarme al mayor
reto hasta ahora, el de convertir esto en mi estilo de vida… No volver a ver
las montañas como un muro enorme el cual me encerraba hasta el punto de asfixia
sino como enormes bosques en los que puedo perderme una y otra vez, el de
caminar hasta que la suela de tus botas se desgasten y aun así seguir
caminando, el de no necesitar más de lo necesario y de brindar apoyo a quienes
por alguna razón, decidieron de apoyarte.
Encontré la libertad en la carretera, es algo ya conocido y
ya muchos han hablado de ello pero creo que muchos la buscan en vano. La buscan
queriendo cargar maletas pesadas creyendo que el montón de ropa que llevan
encima les servirá para algo… Lo sé porque fui una de ellas.
A medida que comenzó el viaje fui despojándome poco a poco
de las cosas que no necesitaba en realidad, primero el secador de cabello,
luego el vestido de fiesta y los tacones, el maquillaje, los libros y cd’s…
Poco a poco me fui desprendiendo de ellos cuando me di cuenta de que jamás
podría ir tan lejos con tanto encima… Realmente necesitas viajar con tu
computadora a todos lados?, lo aprendí luego de varios calambres en la espalda
y muslos… No necesito más que mi cédula, mi papel de números anotados, un par
de cambios de ropa interior y el dinero suficiente para pagar otro autobús… Ya
hasta olvidas la moda y usas los mismos zapatos cada día, prefieres guardar un
par de latas de atún en lugar de otros botines.
Aprendí a sentirme fuerte, a remar contra la marea, a hablar
conmigo misma si necesitaba a alguien con quien hablar… Aprendí a observar todo
a mí alrededor, a confiar en mis pies y a olvidarme de las luces…
Aprendí a estar sola y sentirme a gusto con esa soledad… Y
cuando hiciera mucho frío y mucho silencio, en esos momentos en lo que tu
cabeza comienza a jugar y sientes miedo, pánico, en esos momentos puedes
comenzar a cantar.
He comenzado a hacer de mi vida una obra de arte y ya no
necesito un nombre falso, quiero que esta vez mis huellas estén firmadas con mi
verdadero nombre y apellido.
Dejar de culpar a un alter-ego por las acciones que siempre
quise hacer y aceptar que aun con mi inocencia soy capaz de hacer actos bajos y
decadentes.
Soy mi propio ángel y demonio, mi mayor miedo, mi mayor
reto, mi gran ilusión.
Soy la chica pequeña de muslos grandes y mejillas sonrojadas…
Del cabello brillante y ojos pequeños… Soy la coqueta, la promiscua y la
enamorada… La tímida, la cerrada y la parlanchina… La celosa, la liberal, la
extremista… Soy tan grande como el océano y tan pequeña como los granos de
arena que se enterraban en mis uñas.
Soy quien siempre quise ser… Y ahora, sólo me queda mantener
mi propia identidad y no volver a abandonar la carretera.
Hay un cierto placer en cargar una mochila pesada y la ropa
sucia.
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