jueves, 29 de noviembre de 2012

Cuentos Cortos para Adolescentes con Miedos II


Pero ahí no acaba, digo, al final la basura siempre tarda años en descomponerse aunque, eso queda claro, no somos basura, solo tardamos días hasta que de la nada… ¡Ploop!, ya no estamos. Como los floristas o los hombres que compran flores para sus mujeres, nos vamos, desaparecemos, de la nada ya no estamos… Simplemente ¡no estamos!
Sigo, esta, pero esta esta chica, Johanna, morena, cabello ondulado de cómica silueta.
Ella, si, Johanna, compraba flores, no, compraba una flor cada martes en la tarde. En las mañanas estaba trabajando y odia el centro los lunes, asi que iba los martes.
Garmenias, Hervenias, algo de eso eran esas flores, ella, compraba solo una, nada más, blanca.
Para el jueves no valia ni una margarita de la plaza, de cualquiera, esta vez… Se marchitaba rápido, porque estaba sola, era una única flor en un único florero en la mesita de la sala de la casa de Johanna.
Para algunos las flores tardan más en marchitarse cuando están acompañadas de otras flores pero, eso es mentira, ¿sabes por qué? ¡Son flores!, ya están muertas, son como nosotros, arrancados de nuestros arbustos y puestos a la venta.
Ellas, las flores, ya están muertas, solo, se marchitan a medida que pasa el tiempo, como nosotros, nacemos hermosos, maduramos y la soledad poco a poco nos marchita, volviéndonos feos, arrugados y luego terminamos en una bolsa de plástico.

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