viernes, 20 de marzo de 2015

I met an artist

I met an artist the other night
He was soft as a cloud
I climbed into his back
Kiss his neck, ears and hands.

I found a friend in the moning shine.
Someone to play with, under the sheets and behind.
I told him all my histoires
He laughted, he smiled, and held me real tight.

I lost a lover for the lunch break
And we walked down the streets, holding hands.
I saw the most beautiful red flower I've ever seen.
Tiny bloody sparkle all over the green tree.
He cutted one, just for me.

I remember the smell of that man in me.
Took a shower just for the need.
Hide his picture under my favorite pillow
So at night, he could still lie to me.
And I can dream I met him, everytime my eyes close down.

I loved a man just for one day
And he allowed me to give all the love I could give.
Then and ever since...
I still sit in the same spot, just in case he remembers and comes back.

Oh, great artist... 
Where have you gone?





I'm still having a lot of love...

sábado, 14 de marzo de 2015

Retrato de una despedida

Quería dejarme desde hace meses, solo le hacía falta una excusa... Y la encontró, se llamaba Carlos. Un joven bastante simpático que de haberlo conocido en cualquier otro escenario probablemente le hubiera odiado, pero dado el caso, no podía justificar su carencia de intelecto sin que mis reproches sean tildados por celos.
Ese es el problema con los amantes, nunca sabes si son honestos o solo buscan encantarte un poco más.
Siguiendo con el cuento, ella no lo necesitaba. Ya estaba lo suficientemente perdido entre sus cabellos como para creer que en realidad este joven representaba una amenaza. Podría jurar que convencerla sería cuento de hadas. Una rosa. Un baile. Un amanecer y ya bastaba. Pero mis esfuerzos fueron en vano. Las rosas lastiman. Tengo dos pies izquierdos y el laburo me deja lo suficientemente agotado como para no pasarme de las once.

La despedida no fue larga, ni ardua, ni siquiera un poco triste. En realidad sobró la diplomacia. Un beso en la mejilla. Un montón de promesas falsas. Cuando cerró la puerta me sentí aliviado de cierta manera, finalmente la había dejado, aunque fue ella quien se fuera.

Pasadas las horas aun me encontraba estático bajo el marco de la habitación. No quería moverme por miedo a despertarme, pero mis rodillas ya son viejas y me puse en cuclillas de forma que si llegaba de sorpresa, poder erguirme velozmente. No quería que sintiera lástima, viéndome en el piso, acabado.

Quería dejarla desde hace meses, solo me hacía falta una excusa... Se encargó de darme tantas la muy puta que no podía dejarla ganar. Así que me hice el fuerte y con un poco de vodka siempre las dejaba pasar. "Quizás la próxima" - me decía - "esta noche es demasiado fría como para dormir solo". Y así, envuelto en sábanas con la neblina entre los muebles, ella nunca llegaba. Sonaba el teléfono "Amor, salí con mis amigas".

Pasaban las horas, pasaban los días, pasaba el casero a cobrarnos la renta, pasaba su madre, paseaba al perro, pasaban las cosas que nunca tuve coraje de decirle y así pasaba y pasaba y me perdía entre los acres de su ausencia y cuando finalmente, con su frente en alto y convicción castrense, hacía acto de presencia en el portal. La había odiado tanto, tanto, tanto, que cuando la tenía en frente no podía más que abrazarla y decirle "Eh, me habéis hecho falta".

domingo, 8 de marzo de 2015

Dilema

El problema de las nuevas generaciones es su increíble falta de tacto.
No podía evitar sentir lo que sentía María Eugenia.
De qué rayos me sirven 5 tomos costosamente encuadernados si no tenía dentro ninguna carta de Gabriel. Ni una nota. Siquiera un gesto que hiciese parecer el regalo un presente íntimo hecho solo para mi, de él.
Porque puede que requiera de los versos de mayores sabios para expresar con mayor calidad su amor pero... No se dispuso siquiera a intentarlo.
Y a mi qué rayos me importa la coherencia? O el estilo? Siquiera la rima.
Para qué utilizar historias antiguas si podíamos escribir en cartas la nuestra.
No me molestaría si fuese torpe, en lo absoluto. Sería nuestra. De ambos. Y nadie en este mundo viviría, sentiría o padecería de un embargo de amor más brillante y elocuente aun sin acentos.
Pero no fue así, no sucedió y nunca sucede.
De 9 notas de personas haciendo cola en una lista imaginaria para comunicarse conmigo. En ninguno de los mensajes estaba él. En ninguno.
Estoy cansada de las esperas. De las ansias. De las promesas a media noche que se marchitan junto a mis querencias con el alba.
Estoy cansada de primeros besos, de evadir despedidas, de siquiera intentarlo.
Me ha agotado la vida el exprimir mi corazón para entregar solo las mejores cosechas.
Ese es el problema, el dilema, el pan de cada día... La costumbre de aceptar cerrar el pico por los modales que definen al sexo femenino.

Sí, seguramente ese era el problema. No podía serlo yo.